Seguro que os habéis preguntado por qué vuestro hijo/sobrino/ nieto aprende las cosas mucho más rápido que vosotros. Hoy os ofrecemos una explicación: plasticidad neuronal.”
¿Nunca os habéis preguntado por qué los niños aprenden tan deprisa cosas que a los adultos nos cuestan meses, incluso años? Esto es debido al fenómeno de plasticidad neuronal.
¿Y esto qué es? Para hacernos una idea, el cerebro de los niños es como un bloque de arcilla fresca, se puede moldear con mucha facilidad; si apretamos un dedo contra él se quedará la huella. A medida que vamos creciendo, el cerebro (al igual que la arcilla según se seca) se va endureciendo y las huellas, huecos, rayas que hayamos grabado cada vez son más difíciles de cambiar o borrar (algunas de ellas prácticamente imposible)
Pero afortunadamente nuestros cerebros no son exactamente iguales que la arcilla. Numerosos estudios muestras que se conserva cierto grado de plasticidad durante toda la vida. Pero no nos engañemos, el mejor momento para moldear el cerebro es la infancia, ya que es cuando está más blandito.
Por eso es importante estimular el pensamiento lateral o “thinking out of the box” en los niños: enseñarles que no solo se llega de A a B por un solo camino, animarles a que busquen alternativas, no poner límites a su imaginación y creatividad, enseñarles a pensar por sí mismos y a que saquen sus propias conclusiones, dejarles ser curiosos y no tener miedo de sus preguntas ¿Y si nos preguntan algo que no sabemos? ¡Que no cunda el pánico! Encontrar una respuesta juntos puede ser un juego entretenido para ambos y les hará sentirse útiles y orgullosos de sí mismos cuando lo consigan.